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sábado, 6 de agosto de 2011

6 DE AGOSTO DE 1931: 80 años atras comenzaba un mito


Los acordes finales


H.A.T.*

LA CAIDA DE BIX fue un proceso gradual que duró más de dos años y que
aparece detallado en el registro casi diario luego publicado en un
libro de Philip Evans. Comenzó en febrero 1929 y en New York, cuando
una pelea con dos desconocidos lo dejó mal herido, tras lo cual Paul
Whiteman lo envió a su hogar en Davenport para reponerse. Esa fue la
primera separación importante de la orquesta, que se reiteró meses
después. En el proceso de caída fue decisivo el alcohol, vicio que Bix
no consiguió dominar. Tras una internación, el informe médico del
Keeley Institute señalaba un historial de diez meses, desde diciembre
1928, que comprendía pulmonía y nada menos que Delirium Tremens. Cabe
recordar que entonces regía la Ley Seca, ilusoria medida oficial cuyas
consecuencias fueron la destilación de alcohol clandestino, el
contrabando, las pandillas de delincuentes, la corrupción en la
policía y la justicia. La bebida era parte necesaria de las fiestas en
clubs sociales y salones privados, durante una década que buscó la
disipación y la liberación de las costumbres. También era en muchos
casos un refuerzo del entusiasmo que pudo empujar a muchos músicos.

Pero la bebida no fue sólo una causa de percances y frustraciones sino
también un refugio de otras molestias vitales. La actividad diaria de
la orquesta de Paul Whiteman combinaba un repertorio muy comercial con
un ritmo frenético de viajes, ciudades, hoteles, actuaciones continuas
en conciertos y radios. Era un tren de trabajo que aniquilaba a
músicos sensibles. En las palabras del pianista Roy Bargy: "Siempre
pensé que Bix estaba fuera de lugar en la orquesta de Whiteman y que
sus talentos no eran aprovechados, excepto en unas pocas ocasiones.
Casi todos los otros músicos de Whiteman pensaban lo mismo".

Entre las pocas ocasiones a las que alude Bargy cabe citar algunos
discos con las orquestas de Whiteman y de Trumbauer durante el crítico
período 1929-1931 (Louise, China Boy, Ma Cherie, Oh Miss Hannah) que
conceden fragmentos brillantes a Bix, a pesar de su salud en esos dos
últimos años. Pero sus frustraciones fueron muchas. En 1929 la
orquesta se mudó a Hollywood, donde la Universal debía homenajear a
Whiteman, en los comienzos del cine sonoro, con una película titulada
The King of Jazz (dir. John Murray Anderson) que tuvo muchos
contratiempos y donde Bix terminó por no figurar, para su fastidio.
Las ausencias de Bix ya habían provocado que Whiteman contratara a un
trompetista suplente, Andy Secrest, que en algún disco compartió la
figuración con el titular (en China Boy), pero que era desde luego una
molestia en el amor propio. La utilidad de Secrest se hizo evidente
cierto día, cuando Bix se apagó de pronto, frente al micrófono de la
radio, en medio de un solo, y Secrest debió retomar de urgencia su
parte. No fue la única crisis musical de Bix, que prefería unirse con
otros colegas, en grupos de seis o siete, para tocar con la
espontaneidad que la orquesta de Whiteman no le concedía.

Entre períodos de ebriedad y períodos de abstinencia, Bix tuvo otros
percances. Quedó muy dolido con la muerte de su amigo el clarinetista
Don Murray (junio 1929), que tenía su edad y que falleció en un
accidente mientras estaba ebrio. Apartado de Whiteman, Bix integró
bajo Irving Mills y bajo Hoagy Carmichael otros conjuntos de grabación
(para Rockin’ Chair, para Loved One, ambos en 1930) pero cuando formó
un conjunto propio para una grabación en Victor (Deep Down South) se
equivocó en citar a demasiados amigos y terminó con tres clarinetes,
que fueron Benny Goodman, Pee Wee Russell y Jimmy Dorsey. En una
fiesta comenzó a tocar el piano a cuatro manos, junto a Joe Sullivan,
pero estaba ebrio, arruinaba la música y terminó expulsado por
Sullivan del piano y del salón. Algunos amigos intentaron hacerle
entrar en la Casa Loma Orchestra, que era entonces muy importante,
pero se apartó de allí casi de inmediato. No podía tocar con
desconocidos.

LA MUERTE Y DESPUES. Bix residía en un piso del barrio Queens, New
York, en agosto 1931. Debió ser un día muy cálido. Según crónicas de
entonces, los neoyorquinos utilizaban a menudo el método de empapar
una sábana en agua fría y envolverse en ella para dormir. Si eso fue
cierto en su caso, se explica que el certificado del fallecimiento
diga "pulmonía". Pero un vecino llamado George Kraslow dio otro
testimonio. Escuchó los gritos de Bix, quien deliraba asegurando que
bajo la cama había dos mexicanos con largos cuchillos. Minutos después
murió, en un nuevo ataque de Delirium Tremens.

El fallecimiento de Bix fue debidamente lamentado por sus colegas y
por la población de su Davenport natal. Pero fue el comienzo de un
largo olvido, porque su nombre significaba poco para el gran público.
En 1931 comenzó a aumentar en Estados Unidos el interés por la radio y
la nueva fama de otras orquestas y de artistas cómicos. Poco después
se inició la llamada Era del Swing, protagonizada por grandes
orquestas, con arreglos escritos, tríos de clarinetes, sobreagudos de
trompeta y escasa oportunidad para la expresión personal. La nueva
fama de Benny Goodman, Tommy Dorsey, Glenn Miller, Artie Shaw, se
extendió a que también las orquestas negras (Jimmie Lunceford,
Fletcher Henderson) participaran de una tendencia que anulaba el
lucimiento individual y las lecciones del jazz clásico.

En 1938 Dorothy Baker publicó la novela Young Man with a Horn, que a
menudo aparece mencionada como una biografía de Bix, pero que sólo es
una pálida sombra de su vida, sobre un personaje ficticio llamado Rick
Martin. Por otra parte, ese retrato de un músico sólo sería útil con
sonido al fondo y eso quiso hacer Warner Brothers en 1950, adaptando
Young Man with a Horn al cine, con Kirk Douglas en el protagonista y
Michael Curtiz en la dirección. Fue un error monumental, porque se
eligió a Harry James para hacer los solos de trompeta, con los
sobreagudos del caso, y eso ofendió a todo devoto de Bix Beiderbecke.

Otros recuerdos de Bix fueron mejores. Su influencia aparece en discos
de otros cornetistas y trompetistas, una lista extensa cuyos nombres
mayores son Red Nichols, Jimmy McPartland, Chelsea Quealey, Andy
Secrest y Bobby Hackett. El más cercano resultó ser Tom Pletcher, que
no sólo suena como Bix (en una grabación de I’ll Be a Friend with
Pleasure) sino que escribió sobre él.

En 1974 se publicó un libro asombroso, titulado Bix, Man and Legend,
debido a tres autores, Richard M. Sudhalter, Philip R. Evans y William
Dean Myatt. La detallada biografía, que revela años de investigación,
culmina con una discografía muy detallada y con 58 páginas dedicadas a
registrar, día por día, todos los movimientos de Bix que se dieron a
conocer (discos, viajes, conciertos).

Aunque ese logro parecía insuperable, Philip R. Evans lo superó en
1998, ahora con ayuda de su esposa Linda Evans. Su libro The Leon Bix
Beiderbecke Story podrá quedar como la biografía definitiva, no sólo
porque dice corregir algunos pequeños errores del libro anterior (no
dice cuáles) sino porque enriquece el material. Hay textos de Nick La
Rocca y de Tom Pletcher, están las muchas cartas escritas por Bix a su
familia y es abrumadora la cantidad de fotos. Lo mejor del libro es
que aquella transcripción de fechas, día por día, se mejora con los
agregados y comentarios de quienes pudieron conocer cada grabación o
cada incidente. Esos otros textos son pequeños párrafos con firmas
notorias.

A los libros deben ser agregadas dos películas. El italiano Pupi Avati
hizo un Bix (1990) que contiene mucha ficción. Coloca al violinista
Joe Venuti como relator, narrando a una chica italiana la vida de Bix.
Esa fue una idea argumental astuta, utilizando a un testigo de Bix
como personaje que sabe lo que dice. Pero a partir de allí sólo hay
confusión. Es tremendo el desorden cronológico, que impide aprender lo
que hace falta y deja baches considerables. Hay algunos momentos de
drama y otros de buena música (con Tom Pletcher en banda sonora), pero
el conjunto no es satisfactorio. Era más informativa y auténtica la
otra versión documental por Brigitte Berman, también titulada Bix
(1981), que recoge testimonios de muchos colegas de Bix y los de Hoagy
Carmichael en particular. Su banda musical es simplemente una
recopilación de fragmentos grabados.

Queda el escaso consuelo de que ninguna biografía de músicos ha
funcionado bien en el cine. Cuando no está falseada la música misma,
se ha simplificado la vida hasta el relato superficial, con algún
romance agregado, como fue el caso de Red Nichols, Glenn Miller o los
hermanos Jimmy y Tommy Dorsey. Lo mejor que se puede hacer en memoria
de Bix es juntar la colección completa de sus discos y ahora sus CD.

Nota publicada en El Pais Cultural.
Foto de la cubierta del libro de HERMENEGILDO SABAT:"YO BIX,TU BIX,EL BIX"


*Homero Alsina Thevenet, periodista y crítico cinematográfico uruguayo, nace en Montevideo el 6 de agosto de 1922 y muere en la misma ciudad, el 12 de diciembre de 2005.

Comenzó su trayectoria de crítico de cine , a los 15 años, en la revista uruguaya Cine Radio Actualidad de René Arturo Despouey, a quien siempre consideró su maestro.

Junto a Hugo Alfaro realiza críticas de cine para el semanario Marcha durante siete años.

En 1954 comienza a trabajar en la página de espectáculos del diario El País.

Entre 1965 y 1976 trabaja en Buenos Aires , en la revista Primera Plana y en la editorial Abril. Después del golpe militar de 1976 en la Argentina debe exiliarse en Barcelona. En 1984 regresa a la Argentina donde es Jefe de Espectáculos del diario La Razón y luego de Página 12.

En 1989 regresa a Montevideo donde funda El País Cultural, semanario cultural del diario El País; fue su director durante 17 años y hasta el momento de su muerte.

Es considerado un maestro de la crítica cinematográfica. Publicó trabajos sobre la historia del cine mudo, las listas negras de Hollywood,la censura en el cine y el actor Charles Chaplin . Junto a Emir Rodríguez Monegal escribió el primer libro escrito fuera de Suecia sobre el realizador Ingmar Bergman.

No toda su obra se encaminó hacia el cine, también escribió, recopiló y aumentó una enciclpedia sobre datos inútiles (en sus palabras, ver bibliografía)en la cual no solo hay una increible coleccion de datos raros, pero interesantes, sino un tono en especial sarcástico, y de humor negro hacia la sociedad de finales de los ochenta que alcanza a quedar allí reflejada.

http://cronicasperiodisticas.wordpress.com/2010/06/01/vida-del-senor-sombrero/

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